La pensión compensatoria (I)
Cuando era pequeña (los 40 me han convertido en una auténtica abuela cebolleta contando batallitas) mi madre apenas nos permitía beber bebidas azucaradas carbonatadas. Por eso era tan divertido ir a comer a casa de mi tía Victoria quien, conocedora de la restricción materna, no dudaba en comprarnos Kas Naranja (en el Norte somos de Kas, no de...